La amapola es una flor salvaje y delicada. Todos hemos visto campos repletos de amapolas, totalmente teñidos del rojo vivo de sus pétalos hasta donde alcanza la vista, formando oleadas y surcos. Nacen al borde de las carreteras y se internan en los campos. ¿Qué significa la amapola? ¿Qué valor le hemos dado los seres humanos?

Hay dos ideas que vienen a la mente cuando se piensa en la amapola: una es el producto que la convierte en oro en algunos países como Afganistán: la heroína, una droga muy peligrosa. Otra, la extrema fragilidad, parece que las manos del hombre la asustan y si la arrancamos, enseguida se descompone y se deshace.

Estas dos características de la amapola nos dan idea de que, aunque es una flor hermosa, parece que es mejor no acercarse mucho a ella. Embellece los paisajes y, muchas juntas, crean preciosas paletas de color en la lejanía. Pero no tiene un olor portentoso ni nos aguanta, y de ella sacamos algo pérfido que mata a muchos hombres.

La amapola, entonces, será como esas personas que nos atraen y nos apasionan, que hacen el mundo mejor, pero que de ningún modo debemos atraer a nuestro lado, porque se destruye o nos destruye. Es una de esas manifestaciones con las que la naturaleza nos seduce pero nos aleja. Una flor muy flor, casi podríamos decir egoísta.

La que encontramos en nuestros campos, que no es la misma que florece en Afganistán, se llama Papaver Argemone

2 comentarios en “El significado de la amapola”

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