El Cyclamen o Ciclamen persicum es una planta que florece cuando la naturaleza está en pleno reposo invernal. Cuando el frío extiende su manto blanco en nuestros jardines, el Cyclamen Persicum nos sorprende con sus notas de color y sus bellas flores de aspecto delicado. Pero no te fíes de su apariencia. El Ciclamen persicum es una planta de invierno muy resistente, que no teme a las temperaturas frías ni al hielo. Interflora te cuenta todo sobre las propiedades y características del Cyclamen persicum y sobre los cuidados de esta bella planta, perfecta para tu jardín de invierno. 

Características del Cyclamen Persicum

Más conocida como Violeta de Persia o Violeta de los Alpes, el Cyclamen Persicum es una planta de la familia de las Primulaceae, originaria de las zonas de Persia, Oriente Medio y Grecia. Pese a sus orígenes, esta planta es una incondicional de las temperaturas frías, y florece en pleno invierno. A pesar de contar con unas 15 especies de ciclamen, como los Cyclamen hederifolium, los Cyclamen coum y los Cyclamen europeum, los más cultivados para uso ornamental derivan principalmente del Cyclamen persicum.

¿Cómo son los Cyclamen Persicum?

Como muchas otras plantas resistentes al frío, el Cyclamen Persicum es una planta que cuenta con un tubérculo grande y una parte central superior, a partir de la que salen sus hojas. Estas hojas son muy decorativas, gracias a su forma de corazón y a sus tonos verdes plateados con festones. Las flores de estas plantas también son únicas, ya que se pliegan sobre sí mismas, realzando todavía más su belleza y confiriéndoles un aspecto digno y desafiante, como si quisieran demostrar que no le tienen miedo al invierno.  
Sus variedades más grandes alcanzan una altura de entre 30 a 40 centímetros, aunque también están los denominados Cyclamen mini que apenas alcanzan los 10 cm.

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Los Ciclamen Persicum son plantas hermafroditas, por lo que pueden crecer solos. Cuando las flores son fecundadas, producen un fruto que tarda entre 4 y 5 meses en madurar. Su perfume es ligero y el color de sus flores puede variar desde el blanco hasta el rosa, rojo o salmón, a los que se unen las versiones jaspeadas con diferentes combinaciones de colores. Su época de floración es muy larga. Empieza a principios de otoño y termina hacia finales de primavera. Solo paraliza su floración durante el verano, en el que, huyendo de las altas temperaturas, entra en reposo vegetativo.

Propiedades del Cyclamen Pérsicum

El Cyclament Persicum fue introducido en Europa a finales del s. XVI e inicios del XVII, pasando primero por Francia y por Gran Bretaña. En 1860 aparecen en Inglaterra, y luego en Alemania, las primeras variantes del ciclamen botánico, con flores mucho más gruesas y colores variados, que son los ancestros de nuestras variedades actuales. Sin embargo, esta planta estaba ya muy presente en sus zonas de origen, donde desde la antigüedad se apreciaba al Cyclamen Persicum por sus propiedades terapéuticas, ya que estas plantas contienen ciclamina, sustancia con poderes laxantes en homeopatía. Sin embargo, sus propiedades medicinales se han cuestionado, ya que la ciclamina es muy tóxica y puede provocar efectos secundarios graves en caso de no usarse correctamente.
Aparte de sus propiedades ornamentales muy apreciadas en los jardines y macetas de invierno, también se puede extraer un aceite esencial de esta planta cuyo aroma es muy suave.

Curiosidades del Cyclamen Pérsicum

El Cyclamen Persicum se utiliza también como flor cortada, formando parte de ramos llenos de colorido y belleza. Luis XIV decoraba con estas flores los salones de Versalles. Además, era una de las flores predilectas de Leonardo da Vinci, con las que cubría los márgenes de sus manuscritos.
Hay diferentes tipos de plantas de Cyclamen persicum, que se establecen en función de su tamaño: Cyclamen midi, Cyclamen mini, Cyclamen standard y Cyclamen maxi.
En muchos idiomas, el Ciclamen Persicum se llama pan de cerdo, ya que formaba parte de la alimentación de estos animales con el objetivo de mejorar su carne. Por ejemplo, en alemán se le llama saubrot, es conocido como pain de pourceau en francés, los ingleses lo conocen como sowbread o swinebread, los italianos utilizan pan porcino para hablar del cyclamen y se conoce como varkensbrood en holandés.
En el Renacimiento, se creía que las flores de ciclamen curaban el dolor de oído porque la forma de las hojas era similar a la de las orejas.
La flor del Cyclamen es la flor sagrada del amor en Japón, y los japoneses la utilizan para declarar sus sentimientos más sinceros. 

Consejos para cuidar de tu planta de Cyclamen Persicum

Aunque el Cyclamen Persicum es más bien una planta de exterior, se adapta bien al interior de los hogares. Estos son algunos consejos para cuidar de tu Cyclamen en interior y en tu jardín:

Cuidados del Cyclamen Persicum en interior:

  • Luz y situación: si quieres tener Cyclamen Persicum en macetas en interior, tienes que colocarlos en lugares bien aireados y con mucha iluminación. Puedes sacarlas al balcón o terraza de vez en cuando para mantenerlas fuertes.
  • Temperaturas: estas plantas necesitan temperaturas entre 12 y 15 grados, por lo que debes evitar colocar tus macetas cerca de la calefacción. Por encima de los 16ºC, sus flores se marchitan y la planta entra en periodo de descanso. 
  • Riego: puedes regar tu planta directamente en la maceta sin encharcar su sustrato. Coloca un plato debajo, y cuando esté escurrida el agua, retira la restante. La tierra debe estar constantemente húmeda.
  • Abonado: necesita un abonado cada 15 o 20 días, sobre todo en periodo de floración. El abono debe ser líquido y se incorpora al agua. 

Cuidados del Cyclamen Persicum en jardín:

  • Luz y situación: para plantar los bulbos del ciclamen, escogeremos un lugar fresco en tu jardín, con semisombra para evitar la luz directa del sol. Planta tu ciclamen en un sustrato bien mullido y ten precaución de no enterrar demasiado la planta. 
  • Temperaturas: los Cyclamen Persicum soportan bien las bajas temperaturas, pero protégeles de las heladas, ya que podrían hacer daño a sus flores.
  • Riego: el ciclamen necesita bastante agua para desarrollarse, no tolera los encharcamientos, por lo que su sustrato debe drenar bien el agua. En el momento del riego, no mojes las hojas ni las flores y evita que la planta llegue mojada a la noche: la humedad y el frío son condiciones ideales para ciertos hongos.

Abonado: el abono es necesario cuando notemos que nuestro ciclamen ya no produce flores o cuando los botones florales empiecen a secarse. Utiliza un fertilizante especial para este tipo de plantas o un abono líquido diluido en el agua de riego.

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