Camaleónica y discreta, la gerbera es la tercera flor más usada en decoración, detrás de las rosas y de los lirios. Originaria del sur de África, estas plantas de la familia de las margaritas se han convertido en habituales de nuestros jardines y parques. No es raro encontrar sus flores en los ramos más bonitos, con significados diferentes según su color. A pesar de todo, esta vistosa flor de pétalos abundantes suele ser una gran desconocida. Para que puedas saber cómo cuidar un ramo de gerberas y cómo cultivar gerberas en maceta, en este artículo te explicamos las características y los cuidados necesarios de esta flor tan alegre que mira siempre al sol.

gerbera flor

La gerbera: una planta alegre que adora el sol

El nombre común de la gerbera es margarita africana (o margarita del Transvaal) y forma parte de la familia de las Asteraceae. Esta planta cuenta con más de 150 variedades, como la gerbera jamesonii o la gerbera garvinea y la puedes encontrar en una amplia gama cromática: rojo, naranja, amarillo, rosa o blanco. Su flor resulta igual de bonita tanto en colores claros y vivos como en tonos más oscuros, que le confieren un toque de elegancia. 

La gerbera es una planta perenne cuyas raíces pueden llegar a medir más de un metro. Proviene de Sudáfrica principalmente y, aunque es muy resistente a casi todo tipo de clima, no aprecia demasiado el frío ni la humedad.

La gerbera florece en primavera y sus grandes flores abren sus pétalos de par en par al sol con mucha alegría. Al ser plantas heliotrópicas, las flores de esta planta buscan siempre el sol y se giran durante el día para captar la mayor luz solar posible. Esto les da mucha energía para crecer rápidamente. Son flores que duran mucho antes de marchitarse, por lo que son perfectas para ramos y decoración. A pesar de no tener olor, la gerbera es una gran purificadora de aire. Es capaz de eliminar sustancias tóxicas del ambiente.

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Cuidados de la gerbera en maceta

Las gerberas en ramo o en maceta suelen crecer en climas no demasiado fríos pero con ambiente soleado. Pueden aguantar los cambios de temperatura pero, por lo general, no soportan bien las heladas, las temperaturas demasiado altas ni el exceso de humedad. La sencillez de sus cuidados quizás sea una de los motivos por los que esta planta es tan popular. Estos son algunos consejos para cultivar una gerbera en maceta:

Maceta

Para su cultivo, elige una maceta de por lo menos 13 cm de diámetro y un cuerpo alto para que la planta pueda expandir sus largas raíces. En cuanto a la ubicación de las gerberas, colócalas en un lugar soleado y ventilado.

Sustrato

Elige un sustrato para gerberas rico, que le aporte a la planta el alimento que necesita. También tiene que estar bien aireado y drenado. Para que mantenga la humedad necesaria liberando el sobrante, bastará con hacer unos agujeros a la maceta o colocar gravilla o bolas de arcilla para que el agua circule fácilmente. Pasado un año puedes añadir abono a las gerberas. Si es necesario, aprovecha la primavera para cambiarlas a una maceta más grande y nutrir el suelo en ese momento.

Temperatura

Lo ideal es mantener la gerbera a temperaturas de entre 18 y 24º C. Vigila que la temperatura mínima en invierno no baje de 13 grados. El frío dañará la planta seriamente y podrías llegar a perderla.

Riego

En primavera y verano, procura que las gerberas tengan suficiente humedad y un buen drenaje. En otoño e invierno solo deberás regalarla cuando la tierra esté seca. Riega la gerbera solo en la tierra, nunca en la planta ni en las hojas. Además, ten cuidado con los excesos. Que le guste la humedad no significa que sea una apasionada del agua. De hecho, es una planta que no suele sobrevivir al encharcamiento. Si te preguntas cómo se riega la gerbera, lo mejor es hacer varios riegos cortos varias veces al día. Espácialos en invierno y repítelo siempre que sea necesario en verano.

Truco extra para conseguir flores más duraderas

Si quieres alargar su floración, puedes añadir una pequeña cantidad (según el fabricante) de fertilizante líquido o abono para geranios en el agua de riego cada dos semanas.

Gerberas en maceta

Las enfermedades y parásitos de la gerbera

El pulgón y la mosca blanca puede atacar a las gerberas. Si llega el terrible momento, puedes colocar las plantas debajo de la ducha para retirar todos los parásitos posibles. Después, pulveriza una mezcla de seis partes de agua con una parte de jabón negro. 

Esta planta también puede ser víctima de los hongos. En ese caso, verás manchas y puntos oscuros en sus hojas. Para curarla, retira las hojas afectadas y transplántala a un sustrato nuevo que no esté infectado.

Si quieres evitar que tu planta se pudra, te recomendamos también que vacíes el plato si, al regarla, notas que el agua desborda. Esto te evitará sustos y enfermedades.

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¿Cuándo plantar o trasplantar una gerbera?

En las zonas en las que no hace mucho frío (si las temperaturas no bajan de 5 °C), puedes plantar las gerberas nuevas durante el mes de abril. Así, la floración se producirá durante el verano. Recomendamos comprar directamente plantones, ya que es difícil conseguir que las semillas de gerbera prosperen.

Si ya tienes gerberas en macetas, te recomendamos trasplantarlas al cabo de dos años durante los mismos meses del año. En este caso, escoge un tiesto más grande que el actual con agujeros en la base.

¿Cómo plantar una gerbera en maceta?

Tanto si vas a trasplantar una gerbera como si has comprado una nueva, prepara una mezcla de tierra de jardín y de sustrato para plantas con flor en proporciones iguales. Para favorecer el drenaje, coloca bolitas de arcilla en el fondo del tiesto. Después, vierte una pequeña capa de tu mezcla de sustrato. Forma un orificio más ancho que las raíces de tu planta y prepara el fondo con una pala pequeña o un rastrillo.

Introduce el terrón, cúbrelo de tierra sin tocar la base de las hojas y aplasta bien con las manos el sustrato a su alrededor. Riega abundantemente sin encharcar para que la tierra se adhiera bien a las raíces. Si quieres que tu flor de gerbera crezcan sanas y bonitas, renueva el proceso cada tres años.

Gerberas de colores

¿Las gerberas son plantas de interior o exterior?

Las plantas encierran el poder de inyectar vida y alegría a nuestros espacios interiores y exteriores. En el caso de las gerberas, tienen la ventaja de ser aptas tanto para interior como para exterior. Solo deberás adaptar ligeramente sus cuidados:

Cuidar una gerbera en el interior

En nuestra latitud, el cultivo de gerberas en interior es plausible y solo debemos garantizar una temperatura de entre 18 y 24 °C. Busca un rincón soleado sin luz directa en los meses de verano y aleja tu planta de fuentes directas de calor y corrientes de aire (calefacción, aire acondicionado, etc.)

Cuidar una gerbera en la terraza o en el jardín

En el exterior, el lugar más idóneo sería resguardado del viento, junto a un muro o una valla, por ejemplo. Y, sobre todo, donde las plantas reciban el sol de la mañana pero no de la tarde, que podría quemar las hojas.

Ramo de gerberas azules

¿Cómo cuidar un ramo de gerberas?

Lo ideal es que tu ramo haga un trayecto corto para que las flores no estén sin agua mucho tiempo. Con nosotros no tendrás este problema, ya que entregamos ramos de flores frescas directamente desde las floristerías más cercanas. Si has recibido un ramo de gerberas o no sabes cómo cuidar tus flores recién cortadas, sigue estos consejos:

Limpia las hojas que pudieran quedar en contacto con el agua del jarrón para que no se pudran. Corta el tallo dos o tres centímetros con un cuchillo haciendo un corte diagonal. De esta manera, conseguirás que la flor pueda alimentarse mejor.

Utiliza agua que previamente hayas dejado reposar a temperatura ambiente y añade un conservante de flores que puedes comprar en una floristería. Si no, puedes añadir una cucharada de azúcar o bicarbonato de sodio, así como una aspirina para alimentar a las flores y evitar bacterias. A las gerberas no les gusta que su tallo esté sumergido, utiliza poca agua y cámbiala cada dos o tres días.

Coloca el jarrón cerca de la luz y procura que las flores no reciban los rayos directos del sol. Evita las corrientes de aire y las temperaturas demasiado altas. Por último, puedes cortar los tallos 1,5 cm cada dos días para que la flor se nutra mejor.

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