Al margen de como acabe la relación matrimonial, la ceremonia de la boda es una de las más señaladas en la vida de las personas que se han casado. A lo largo de los siglos este evento ha ido incorporando mitos y tradiciones que se siguen manteniendo hoy en día, aunque muchas veces ni siquiera sabemos cuál es su origen.

 

El ramo de flores

Las flores se incorporaron a la ceremonia nupcial como símbolo de fertilidad. Los primeros ramos estaban hechos con hierbas y plantas y, posteriormente se añadieron ramos de azahar.

 

Tirar el ramo

Eso de que la novia tire su ramo de flores a la concurrencia una vez acabada la ceremonia viene directamente de Inglaterra. Era costumbre en tiempos remotos que las mujeres que acudían a una boda intentasen arrancar a la novia trozos de su vestido o de sus flores, porque existía el mito de que este botín traía suerte a quien lo consiguiese. Para escapar a la persecución la novia echaba a correr tirando su ramo para aligerar. Hoy en día, se mantiene la leyenda de que a quien le cae el ramo que tira una novia oirá muy pronto las campanas de su propia boda.

Pero el ramo de la novia no es el único sitio donde se enganchan las tradiciones en esta ceremonia llena de rituales. Por ejemplo, aquí tenemos algunas de las  esenciales.

 

El anillo de compromiso: Un brillante contrato

La costumbre de entregar el anillo de compromiso surge entre los caballeros romanos, quienes aseguraban su contrato matrimonial con una pieza de hierro en forma de aro que la mujer conservaba hasta que fuera cumplida la promesa de matrimonio.

La tradición de que dicha joya llevase un diamante se hizo tan popular que se hicieron cortes y montaduras especiales para incrementar la blancura y el brillo de la piedra. De hecho se dice que el primer anillo de compromiso con un diamante y las características del que actualmente se entrega, fue el que en 1477 le regaló el Archiduque Maximilliano de Austria a Maria de Borgoña, madre de Felipe el Hermoso y Margarita de Austria.

 

La alianza ¿A la derecha o a la izquierda?

 

La alianza o anillo de matrimonio se ha llevado en la mano izquierda desde la Roma clásica. Los romanos creían que la vena que pasa por el dedo anular de la mano izquierda conecta directamente con el corazón. El anillo hacía alusión también a la idea de un círculo que simboliza el amor eterno al no tener principio ni final.

Esta tradición no acabó con los romanos. Un edicto que el rey de Inglaterra, Eduardo VI, hizo oficial durante el siglo XVI, hizo de la tradición una ley. Pero no siempre el anillo de matrimonio se lleva en la mano izquierda.

Las personas viudas, a veces pasan sus anillos a la mano derecha para dar a entender su estado civil, o cuando el recuerdo está demasiado presente para borrar la costumbre.

En países como España, Polonia, Colombia, Grecia o India es costumbre que los casados lleven la alianza en la mano derecha.

Los zurdos a veces llevan el anillo en la mano derecha para protegerlo.

También se llevan en la mano derecha los anillos de boda que pertenecen a una herencia familiar indicando así su valor sentimental.

Incluso algunas veces, una alianza en la mano derecha puede indicar que la persona que lo lleva está abierta a ser infiel a su pareja.

Algunas parejas homosexuales y lesbianas llevan sus anillos en su mano derecha para mostrar su orientación sexual.

 

Un padrino ¿Para qué?

En tiempos pasados a veces los hombres tenían que convencer a la novia. Para emprender esta tarea solían ir acompañados de un amigo que les ayudase a vencer, primero, la resistencia de la familia de la dama. Este amigo del novio se elegía entre los más cercanos y en Inglaterra, garantizaba ante al altar protección para la novia. Suponemos que como el buen guardián del preciado botín de su mejor amigo.

 

Damas de honor: la confusión del maligno

La fiesta de bodas es una tradición bien establecida, que viene celebrándose durante siglos. Su justificación, durante mucho tiempo fue alejar a los espíritus malignos. Las amigas de la novia se vestían igual que ella para así, confundir a las malas presencias que pudiesen merodear trayendo mensajes de mala fortuna. Hoy en día las damas de honor ayudan a aliviar el stress -versión conteporánea del maligno- de la novia durante la boda.

 

La novia a la izquierda: En garde!

En aquellos tiempos cuando se asumía que el novio tenía la obligación de proteger a la novia, ésta debía colocarse de tal forma que dejase libre el lado donde su protector cargaba la espada. Esta costumbre se mantiene hoy en día. Suponemos que la espada ha sido sustituida por el móvil y que la obligación de proteger a la novia no cubre la hipoteca.

 

El velo de la novia

La tradición dice que el velo de la novia es un símbolo de juventud, modestia y virginidad, cosas éstas que se consideraban virtudes que debían ser protegidas de la cercanía maligna del diablo. Hoy en día, el halo de misterio que otorga un velo podría verse como un arma de seducción capaz de provocar diabluras.

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