Cuando hablamos de cosmética no debemos olvidar que las plantas y los productos naturales son verdaderos aliados de belleza. La piel de la cara y el cuello es la más frágil de nuestro cuerpo y además la que está más expuestas a las agresiones externas como condiciones climáticas o contaminación. La piel de nuestra cara se renueva completamente cada dos semanas, por lo que deberíamos estar nutriéndola continuamente. Una de las mejores maneras para hacerlo es aplicando mascarillas regularmente.

Las mascarillas faciales son el mejor apoyo para el cuidado de la piel de la cara y el cuello ya que gracias a ellas podemos eliminar todos los residuos de cosméticos, contaminantes atmosféricos y pequeñas lesiones que se hayan depositado o formado en la cara. Su aplicación debería ser casi diaria.  Las más útiles son aquellas que están elaboradas con productos naturales. Uno mismo puede prepararlas en casa y así no hay que recurrir constantemente a los cosméticos.

Aquí tienes algunas ideas para preparar las que mejor se ajusten a tu tipo de piel o a tus necesidades. Utilizalas  durante la noche para que así tengas el tiempo adecuado para dejarlas actuar sobre tu rostro y cuello.

Mascarillas limpiadoras

Utilíza la arcilla blanca. Verde y roja como base y añade diferentes productos según tu tipo de piel. La arcilla es una de las sustancias con mayor capacidad para limpiar. Extrae los residuos que quedan en la piel aportando además minerales muy útiles para la piel además de tener un importante efecto antiséptico. Suele aplicarse en pieles grasas o cuando existen problemas como acné, seborrea o granos.

Su elaboración es muy sencilla: se mezclan varias cucharadas de arcilla con media de aceite de oliva virgen y se añade zumo o infusión de un producto natural, según el tipo de piel, hasta formar una especie de puré.  Si tu piel es seca utiliza aguacate, melocotón, melón o pera. En caso de pieles grasas lo ideal es la levadura de cerveza, pepino, limón o yogur. Si la piel es normal utiliza zanahoria, miel, yogur o pepino. Una vez elaborada la pasta se aplica sobre la cara una capa muy fina dejando que actúe durante 20 minutos. Luego se retira con agua tibia.

Mascarillas reafirmantes

Son muy útiles para dar firmeza y tersula a la piel flácida. Aplica una gasa empapada en el agua de la decocción de hojas de arándano, encina o avellano. También puedes usar cataplasmas de tomate y naranja.

Mascarillas emolientes

Son muy útiles para cicatrizar la piel y restaurar los tejidos lesionados por el sol, el frio o la contaminación. Para prepararla mezcla bien unas cucharadas de miel con una infusión de malva o avena. Como siempre, aplica una capa fina sobre la piel de la cara y cuello y deja reposar durante media hora. Aclara con agua tibia.

Mascarillas estimulantes

Si tienes la piel delicada y frágil utiliza infusiones de romero, salvia y zumo de arándano en forma de compresas o mezcladas con miel siguiendo las indicaciones ya descritas.

Para aplicar con más facilidad estas mascarillas utiliza una brocha y no te olvides limpiar bien la piel antes de extenderlas sobre tu cara y cuello. Verás qué radiante se te pone la cara.

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