En los salones de la Francia del XVII la moda tenía maneras muy particulares de mostrarse. El refinamiento y la originalidad eran banderas y metas para damas y caballeros sofisticados. Un pequeño detalle se convertía, de un día para otro, en todo un icono de elegancia y gusto. El hecho de llevar un ramillete de flores en la mano reclama un objeto que las ensalce. Objetos escondidos que emergen repentinamente como auténticas obras de joyería. Así pasó con el porta bouquets.
Este pequeño objeto multifuncional tenía la forma de un jarrón en miniatura donde se colocaban las flores frescas. Las damas de la época enganchaban en el guante el adorno y lo unían a la mano, gracias a una cadenilla que terminaba en anillo.
En apariencia sencillo, su uso, sin embargo, estaba lleno de implicaciones. Respondía a toda una panoplia de accesorios de seducción característicos de una época en el apogeo del fasto grandilocuente. Además de una forma muy particular de entender el sentido de lo práctico. Así, una dama podía llevar en una sola mano un ramo de flores, un carnet de baile y un abanico, unas gotas de perfume o un espejo. En el paroxismo del lujo, cada porta bouquet estaba creado con piedras y materiales preciosos como oro, plata, márfil, o nácar.
Finalmente, y llevado al punto de la extravagancia más total, este pequeño utensilio personal cae en desuso hacia finales del XIX, tiempos más pragmáticos, sin duda, en los que el gusto se estiliza.
Hoy en día, sin embargo, el porta bouquet se rescata de los cajones de anticuarios y rastrillos y adquiere una nueva vida gracias, entre otros, a los floristas, quienes han desempolvado este objeto de seducción de un pasado ostentoso para aderezar a la novia minimalista de hoy.
Más sobrio y con un simbolismo más “a la japonesa”, el porta bouquet de hoy en día es mucho más funcional. El metal y la vasija se sustituyen por cristal, madera o incluso caña de bambú. Pero mantiene la intención de dar la imagen de elegancia y buen gusto que exige la etiqueta contemporánea.
No olvideis, por favor, poneros unas flores para esa reunión que tenéis mañana. Ya sabeis cómo. Ya sabeis dónde.