La Navidad es un periodo repleto de símbolos y tradiciones, sobre todo en lo que respecta a la decoración. Si pensamos en las plantas típicas de estas fechas, seguro que nos viene a la mente la mítica poinsettia o flor de Pascua. No obstante, durante las fiestas navideñas también son habituales las decoraciones con otras dos plantas típicas: el muérdago y el acebo. Aunque muchas personas las confunden, en realidapland pertenecen a dos familias distintas. En este artículo te explicamos las características y el significado de estas dos especies tan vinculadas a la Navidad y te ayudamos a diferenciarlas.

El muérdago de la suerte, una planta de leyenda

El Viscum album, comúnmente denominado muérdago, es una planta parásita que crece en otros árboles en algunas zonas de Europa, Asia y América. Desde hace siglos, esta planta está asociada a diversas creencias y se considera un amuleto de buena suerte. Para los antiguos celtas, el muérdago se colgaba para proteger las casas y los establos de los malos espíritus. Los druidas consideraban que era mágico porque conservaba su color verde durante todo el año y le atribuían propiedades curativas. Más allá de sus virtudes mágicas, con el paso del tiempo se han demostrado científicamente sus más que beneficiosas propiedades medicinales.

Aunque esta tradición no está tan arraigada en España, en las películas es habitual ver a una pareja besarse debajo del muérdago de la suerte. En Estados Unidos y en otros países del mundo este rito está muy extendido y se asocia al amor eterno. ¡Nadie puede rechazar un beso debajo del muérdago! La explicación es que, a lo largo del tiempo, muchas culturas han considerado esta planta como un símbolo del amor, la buena suerte y la fertilidad. Los escandinavos, por ejemplo, pensaban que el muérdago era una planta de paz que resolvía los problemas de pareja. Estas creencias han ido evolucionando hasta nuestros días y se han adaptado en cada país.

¿Cuándo se quema el muérdago?

En el Norte de Europa existe otra tradición asociada a esta planta navideña que consiste en colgar una ramita de muérdago de la suerte en casa para que atrape todo lo negativo. El 13 de diciembre, día de Santa Lucía, se quema para sustituirlo por una rama fresca. Por eso es habitual regalar una ramita de muérdago para que traiga buena suerte.

El acebo, otro símbolo de la Navidad

Con permiso del árbol de Navidad, el acebo o Ilex aquifolium es otro de los árboles típicamente navideños. No hay Navidad sin que las ramitas verdes y los frutos rojos de esta planta decoren algún rincón. Este afán decorativo no es nuevo. A decir verdad, lo inventaron los romanos que utilizaban ramos de acebo para decorar las calles durante las fiestas dedicadas a Saturno, dios de la agricultura. Las Saturnales tenían lugar entre el 17 y el 23 de diciembre y, esencialmente, celebraban el comienzo de un nuevo año. La Iglesia reinventó estas fiestas paganas haciendo coincidir las fechas con el nacimiento de Jesús de Nazaret para acabar con las antiguas celebraciones romanas.

Al igual que el muérdago, el acebo es otra planta cargada de simbolismo. Es un árbol perenne muy resistente y sus hojas permanecen verdes y brillantes durante el invierno. Por este motivo, las ramas y los frutos del acebo son tan habituales en las decoraciones navideñas. No obstante, se trata de una planta protegida y sus preciosos frutos rojos son tóxicos para los humanos. Aun así, sus propiedades medicinales están más que reconocidas y sus hojas sirven para tratar la presión arterial, curar los resfriados o mejorar la circulación. Antes de que se declarara especie protegida, los aficionados a la caza utilizaban la corteza del acebo para extraer liga y cazar pájaros.

¿Muérdago de la suerte o acebo?

En general, las bayas del muérdago son blancas y no rojas como las del acebo. Aunque es probable encontrar muérdago rojo, si nos fijamos en las hojas, veremos que no son dentadas como las del acebo. Además, el muérdago es una especie parásita, por lo que necesita de otro árbol para crecer. El acebo, en cambio, es un arbusto que crece de manera independiente y puede alcanzar los 20 metros de altura. En realidad, estas dos especies son muy diferentes y lo único que las une son sus propiedades medicinales y su vínculo con la época navideña.

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