Hoy hablamos de un árbol al que Harry Potter y muchos otros de su gremio le deben todo su poder. Crece en los bosque umbríos de montaña y su madera es la que utilizan magos y brujas para hacer sus varitas mágicas.
El avellano es un árbol ancho y cónico con hojas ovaladas y ateriopeladas en el reverso. Es un árbol fácil de identificar, porque carece de un tronco principal diferenciado. Este se sustituye por múltiples ramas que crecen verticalmente a ras del suelo. Su corteza es gris y acorchada. Las flores aparecen antes que las hojas y son de color amarillento. Su fruto es, la deliciosa avellana. Arbol y frutos poseen importante propiedades tanto terapéuticas como culinarias. Y eso por no mencionar sus aportación en el campo de la magia.
Un árbol saludable
Se pueden utilizar sus hojas como un espléndido antiinflamatorio, sobre todo para el tratamiento de varices y hemorroides. También pueden ser un buen cicatrizante si se aplican las hojas frescas y lavadas directamente sobre la zona a tratar. Una infusión de sus flores secas puede servir de antidiarréico.
Su fruto, la avellana, es una joya vegetal. Su aceite esencial, rico e polifenoles, flavonoides, taninos y vitamina P tiene un uso importante en cosmética, particularmente como filtro solar.
Delicia gastronómica
Las avellanas se suelen utilizar en pastelería y confitería y tambien se utilizan para hacer un licor muy perfumado y con un sabor ligeramente seco. El aceite de avellana es de gran calidad y su sabor es comparable al del aceite de oliva. Su composición es baja en grasas y alta en fibras lo que convierte a este fruto en un excelente alimento dietético y saludable.
Un árbol mágico.
El avellano era llamado Coll por los antiguos celtas y correspondía a la letra C del alfabeto druídico Ogham. En el calendario del mismo nombre, regía la época entre el 12 de junio y el 9 de julio. Las ramas flexibles servían para hacer las famosas varitas mágicas, mientras que las avellanas eran símbolo de fertilidad y sabiduría y aún hoy se ensartan formando collares que se cuelgan de puertas y ventanas. Tradicionalmente, los zahoríes han utilizado ramas de avellano en forma de horquillas para descubrir agua y objetos ocultos.
Según la leyenda, el primer bardo adquirió todos sus conocimientos mágicos (los bardos eran un tipo de druidas) gracias a que probó accidentalmente la carne de un salmón que había comido los frutos de tres avellanos sagrados. Una leyenda un tanto rocambolesca pero bastante gráfica.